Los pedidos se acumulan en las oficinas de Airbus y Boeing. La previsión es que se entreguen hasta 20.600 nuevos aviones durante los próximos diez años, de acuerdo con los datos que maneja la consultora Oliver Wyman. Para alcanzar estas cifras, cada uno de los fabricantes debería construir unas 1.000 aeronaves anuales, pero su capacidad de producción actual ronda las 900 unidades por año, apuntan fuentes del sector de la aviación. Es decir, tendrían que mejorar su cadena de montaje para poder construir unos 100 aviones más y saciar así la sed de crecimiento que tienen las aerolíneas tras recuperarse de la crisis del coronavirus.
Aunque primero deberán recuperar los niveles de producción prepandemia. Pese a que su capacidad industrial ronde los 900 aviones al año, los retrasos acumulados durante el confinamiento y los problemas con la cadena de suministro han lastrado la actividad en las instalaciones de ambos fabricantes. A lo largo de 2022, Airbus y Boeing realizaron 661 y 480 entregas, respectivamente, muy por debajo de su capacidad real.
Incluso antes del covid les costaba desarrollar todo su potencial. En 2019, Airbus fabricó 863 aeronaves, mientras que Boeing solo construyó 380 unidades debido a la incertidumbre generada por los accidentes de varios aviones 737 MAX. Para comparar la situación del fabricante estadounidense con un ejercicio normal, habría que remontarse a 2018, cuando realizó 806 entregas de aviones nuevos.
Por lo tanto, los ambiciosos planes de crecimiento que tienen ahora las aerolíneas pasan por que los fabricantes sean capaces de acelerar el ritmo. Air India realizó un pedido récord de 470 aviones, que se reparten entre ambas compañías. Ryanair también ha realizado el mayor encargo de su historia, con 300 aeronaves nuevas que tendrá que producir Boeing. A lo que hay que sumar varias solicitudes más pequeñas en los últimos meses por parte de otras compañías aéreas.
La mayoría de estos pedidos son aviones de pasillo único, que son más fáciles de fabricar. Pero para cumplir con estos compromisos tendrían que "duplicar proveedores para tener varias fuentes o incrementar las líneas de montaje", apuntan las mismas fuentes. También hay otros fabricantes menores (Bombardier, Embraer...), que reciben encargos más pequeños o de aeronaves no comerciales, con lo que la mayor parte del trabajo recaerá en Airbus y Boeing.
Los expertos de Servicios y Transportes de Oliver Wyman en España y Portugal observan en su último informe que "el sector se enfrenta a limitaciones derivadas de una cadena de suministro desbordada, la escasez de mano de obra y las nuevas normas sobre reducción de emisiones". Todos estos desafíos "obligarán al sector a desarrollar soluciones innovadoras", porque la otra opción es "reducir su tamaño", indican.
A principios de 2023, la flota conjunta de todas las aerolíneas del mundo era de 27.400 aviones, una cifra que todavía se encuentra un 2% por debajo de las unidades que había en enero 2020, el último mes en el que reinaba la normalidad antes de la paralización del transporte de pasajeros por la pandemia. El tráfico aéreo ya se ha recuperado en los principales aeropuertos internacionales, por lo que Oliver Wyman estima que en los próximos diez años haya un récord de entregas para que haya unas 36.000 aeronaves surcando los cielos en 2033.
Se trata de un incremento de la flota mundial del 33%, a razón de un aumento anual del 2,9%. Se puede pensar que no concuerdan las cifras de crecimiento de la flota mundial con las entregas de aviones, pero conviene recordar que, cuando compran aeronaves nuevas, las aerolíneas más pudientes venden los modelos más antiguos a compañías con menor poder económico. Posteriormente, estas jubilan los aviones que son todavía más viejos, cuyos materiales se pueden utilizar en otras industrias.
Más retos para la aviaciónAdemás de aumentar la capacidad de producción en Airbus y Boeing, el sector de la aviación afronta otros retos que también competen a las propias aerolíneas. El primero de ellos es solventar la escasez de mano de obra en prácticamente todos los eslabones de la cadena, desde los pilotos hasta el personal de tierra, pasando por mecánicos de aeronaves o controladores aéreos.
En cada región se precisan diferentes profesionales. Por ejemplo, Europa sufre una carencia de personal de tierra que, incluso, ha obligado a imponer límites de capacidad en aeropuertos importantes, como el de Heathrow en Londres o el de Schiphol en Ámsterdam, a lo largo de 2022. En Norteamérica se ha cuantificado que hay un déficit de pilotos de aerolíneas comerciales y mecánicos de aeronaves del 18% y del 14%, respectivamente. Mientras que en la India, donde el mercado de la aviación está experimentando un rápido crecimiento, se necesitan más controladores aéreos.
También aprietan los objetivos de reducción de emisiones para luchar contra el cambio climático. Como los de la Comisión Europea, que exige operar el 2% de los vuelos con combustible verde en 2025 y avanzar progresivamente hasta alcanzar el 70% en 2050. El problema es que hoy en día no existe la capacidad para producir biocombustible SAF, que reduce las emisiones de CO₂ en más de un 80%, para cubrir la demanda de todas las aerolíneas. Además, este queroseno ecológico es actualmente más caro que el tradicional, lo que puede provocar un encarecimiento de los billetes.
Más allá de los objetivos de emisiones, hay países que están implementando importantes restricciones a la industria de la aviación para reducir las emisiones contaminantes. En Francia, el Gobierno de Emmanuel Macron está trabajando en una normativa que prohíba el transporte aéreo en distancias que puedan recorrerse en tren en menos de 2 horas y media. Y en países europeos se están estudiando legislaciones similares.
En cualquier caso, desde Oliver Wyman esperan "que la demanda de transporte aéreo siga siendo alta, y el sector no puede permitirse ignorar las limitaciones de capacidad a las que se enfrenta". "Con las innovaciones adecuadas, el sector de la aviación puede seguir creciendo y prosperando al tiempo que afronta los retos del futuro", concluye. Los pedidos se acumulan en las oficinas de Airbus y Boeing. La previsión es que se entreguen hasta 20.600 nuevos aviones durante los próximos diez años, de acuerdo con los datos que maneja la consultora Oliver Wyman. Para alcanzar estas cifras, cada uno de los fabricantes debería construir unas 1.000 aeronaves anuales, pero su capacidad de producción actual ronda las 900 unidades por año, apuntan fuentes del sector de la aviación. Es decir, tendrían que mejorar su cadena de montaje para poder construir unos 100 aviones más y saciar así la sed de crecimiento que tienen las aerolíneas tras recuperarse de la crisis del coronavirus.